viernes, 2 de octubre de 2009

No se sabe

No se sabe el porqué


Gris día,
el que se puede observar
en una mañana de diciembre,
donde el sol
escondido entre una manta
de nubes que cubren el cielo,
no consigue que sus rayos
lleguen a iluminar
tu hermosa cara.

Esa hermosa cara,
hoy entristecida,
por el oscuro de la mañana,
por la ausencia de alegría,
por la falta
del amor de tu vida.

Ese amor que se marchó
un día como hoy,
un mes como en
el que estamos,
aprovechando la penumbra
caminó escondido entre la bruma,
huyendo, sin que tu sepas todavía
¿el porqué?

Con la cabeza agachada,
con rostro aterrorizado
alguien dice que lo vio
perderse entre la arboleda
de olivos y matorrales
que rodea tu hogar;
e incluso las malas lenguas
llegaron a decir
que encontró la muerte
metiéndose en un espinal.

Pero lo único real,
que hoy en día
se sabe, es que
caminaba escondido entre la bruma
huyendo, sin que tu sepas todavía
¿el porque?

Pero quizás si sepas
el porqué,
y la tristeza de tu cara
lo que refleje sea
tu parte de culpa
en su herida o
en su desaparición,
porque quizás conoces
más de lo que parece,
y sea el miedo
del recuerdo
lo que te provoca
el estupor ante el continuo
pensamiento de su marcha.

Pero lo único que
actualmente se sabe, que lo vieron
caminar escondido entre la bruma,
huyendo, pero tú si sabes
¿El porqué?.

Pero el se marchó
asustado por tu desconfianza
llorando por tu arrogancia,
y traicionado por tus
acusaciones;

Así que decidió demostrarte
que eras la única,
y a la única que quería
y que tus acusaciones
y desconfianzas
Eran infundadas;

Así que te lo demostró
de la única manera
que podía convencerte
de su amor y fidelidad eterna.
Por ello
buscó la muerte,
y te mostró su amor sincero,
su amor verdadero;
y al espinal fue.

Pero ahora ya se sabe que,
caminaría escondido entre la bruma
huyendo, para que tu
no sintieras el dolor de
¿el porque?.

Pero para ella
no fue una simple historia de amor,
y notaba aún
su corazón palpitar
,es decir,
el corazón le latía tan fuerte
que el sonido y las vibraciones
eran tan constantes
que no lo podía soportar.
Así que corrió
en búsqueda del amor que
por su culpa perdió.

Salió de su casa
y se adentró en la arboleda,
pasó por los matorrales
y sin pensarlo
se adentró en los espinales.

Ella corría y corría
mientras las espinas
iban clavándose en su cuerpo,
como afilados cuchillos,
pero ella no sentía dolor
más solo el de la pérdida
de su amor.

Ya por agotamiento
iba dejando de correr,
el cuerpo lo tenía ensangrentado
por la multitud de pinchazos recibidos,
pero al final llegó a su destino.

Allí estaba él,
de cuerpo muerto
aunque su corazón
todavía latía.
En él llamaba la atención
una lágrima cristalizada
sobre su roja mejilla.

Pero una última
lágrima ensangrentada
sobre su rostro cayó,
era la de su eterna amada
y a él por fin
se le paro el corazón
dejando de latir
porque a su lado cayo su amor.




“No se sabe el porqué”


(c) Abel Moreno López
Valle de lágrimas y sonrisas
2008

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